Soy un aficionado al arte en cuanto a literatura y pintura se refiere, aunque me hace mucha falta una musa inspiradora. Practico tambien el violín aunque no lo he cultivado lo suficiente. No frecuento bares, billares, tampoco discotecas, no asisto a festivales ni carnavales ni tampoco a iglesias. La religión que practico es la religión de A-Mor, los teatros del Sol y la belleza de la
mujer que logra cautivar mi atención, son el templo donde oficio mis rituales de adoración y la poesía son mis cantos de alabanza.
El
hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona, decía Hölderlin. Siendo así el sueño, aquel mundo onírico, el único lugar donde en verdad existo y la libertad se tiende a mis pies; el lugar donde la mujer que anhelo surge de improviso ungiéndome con su fértil mirada, vendiciéndome con su ternura, sus caricias y sus besos. ¡Ah, que mundo aquel! Pero al despertar, la realidad, la realidad, un día más, tiempo hostil que fluye a través de mi como si yo fuera un portal hacia lo irreal, y una vez más me siento solo, solo, sin esperanza y sin temor.
Quisiera encontrar la mujer que anhelo, la mujer que con su belleza y la felicidad de su cálida mirada me haga delirar dejándome inmerso en una sublime contemplación. Una mujer que con su hermosa y segura mano toque mi entumecido corazón para que al contacto con la vida floresca en un estallido de poéticos cantos y mágicos trazos, excepcional pintura. No, no pido más.