El mundo es un lugar relativamente pequeño. A los seres humanos nos distancias sólo dos cosas: el idioma y las creencias. Superar estas últimas nos ponen frente a los demás en condición de equivalencia, de consideración y de afecto. La sensibilidad humana es nuestra lengua común pues sin importar raza, nacionalidad o tendencia, en la mirada, la alegría, la tristeza, el dolor o el
amor, todos sentimos lo mismo y lo expresamos de la misma manera.
Soy fanático del mundo femenino, de esa personalidad única y misteriosa que envuelve a cualquier
mujer. Soy apasionado de la inteligencia femenina, admirador, seguidor. Soy fanático de la personalidad y la belleza femenina así no la logre comprender. Me gustan las damas que creen en ellas mismas y que saben usar sabiamente el mando y el poder. Me gustan las damas que creen en su propia belleza como en algo verdadero que no depende de la aceptación de otros (y de otras) ni mucho menos de las manos de un cirujano estético. Admiro profundamente la solidaridad, la sencillez, la generosidad, la simpleza. Y esto no quiere decir que me guste la negligencia, la suciedad, el desorden o la pobreza. Todo lo contrario. Amo la humildad que subyace en la sabiduría. Estoy seguro de que la Mujer es un ser privilegiado por las Divinidades; que está dotada de habilidades y talentos exclusivos de ellas y que, cuando son usados con sabiduría, el resultado es mágicamente sorprendente.
Amo las montañas, los ríos, los árboles. Me ocupo en la docencia liter
