¿Sería exagerado tropezarme con alguien ligeramente algo loca por la vida, con una dosis de adrenalina que desee compartir, particularmente atrevida por conocer, que le guste hablar de todo, que se sienta atraída por la naturaleza, los viajes, los deportes, las artes, la cocina, la música, el mar, que sea tan natural como un desastre, tan dulce como un limón, que no tema estar despeinada y que ame la lluvia?